Manuel Barrios Casares (Sevilla, 18 de mayo de 1960) es un filósofo, profesor universitario, escritor y traductor español. Se le considera uno de los grandes especialistas españoles en la obra de Nietzsche y un referente de la genealogía de la modernidad y la filosofía española. Es catedrático de Metafísica de la Universidad de Sevilla. Ha sido miembro del proyecto nacional de I+D+i responsable de la edición de las "Obras Completas" de Nietzsche en castellano y anteriormente de los "Fragmentos Póstumos" del filósofo alemán (años 1875 a 1879). Es miembro fundador de la Sociedad Española de Estudios sobre F. Nietzsche (SEDEN). Pertenece al consejo consultivo de la revista Estudios Nietzsche y al grupo internacional de investigación Hypernietzsche.Ha sido decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla entre 2009 y 2017. Premio Extraordinario de Licenciatura (1984) y Premio Extraordinario de Doctorado del área de Humanidades de la Universidad de Sevilla (1990), becario de Plan de Formación de Personal Investigador del Ministerio de Educación y Ciencia, amplió estudios en la Ludwig-MaximiliansUniversität de Múnich. Formó parte del grupo de jóvenes licenciados en filosofía de la US que en 1985 fundaron, bajo la dirección de su compañero Juan Antonio Rodríguez Tous, Er, revista de filosofía (1985-2000), de la que fue director. Ha colaborado en numerosas revistas especializadas y en suplementos culturales de medios periodísticos como Diario de Sevilla. En la actualidad es colaborador del suplemento El Cultural del diario El Mundo. Durante su trayectoria como docente también ha participado en conferencias y ponencias sobre Nietzsche. Estudioso de la genealogía de la modernidad con especial atención a sus derivas críticas y la hermenéutica hispánica e hispalense, pertenece a una generación filosófica que recibió la influencia del ensayismo de autores como Eugenio Trías o Fernando Savater, y que comenzó a publicar su obra en medio del generalizado clima intelectual posmoderno de los años noventa del siglo pasado. Barrios comparte inicialmente la desconfianza ante un modelo ilustrado de razón universalista demasiado abstracto y estilizado como para afrontar los conflictos de un mundo más complejo y globalizado como el nuestro; pero se distancia del tono de relativismo cultural propio de la vulgata posmoderna. A su juicio, pensadores como Hegel, Hölderlin o Nietzsche se han enfrentado ya a esa experiencia radical de falta de un fundamento firme de la existencia que se sigue tomando como definitoria de nuestra época y, en ese sentido, es preciso ajustar cuentas con la modernidad de un modo más matizado, reconociendo lo que nos separa de ella, pero también lo que de ella heredamos y merece la pena conservar. «Consciente de la necesidad de adecuar el discurso filosófico al mundo contemporáneo, y de buscar vías de comunicación entre el filósofo y la plaza pública, el autor no comparte la tendencia estoica de reducir el filosofar a una labor de autoayuda y orientación para la vida cotidiana. Su convicción es que la filosofía no está para darnos recetas ni soluciones fáciles, sino para complicarnos la vida, para tomar distancia de lo obvio y reflejarlo –reflexionarlo– críticamente».